domingo, 10 de julio de 2011

Mientras recuerda lo que no fue

    Cierra los ojos y se dibuja tenerlos abiertos. Se encuentra en medio de un inmenso indefinido sin tiempo y con desolación. Alza los brazos y los estira buscando palpar la ausencia que lo rodea. Es fría y huele a lágrimas no concebidas, a un girasol encorvado de noches sin luna que se obliga a no respirar. Que encalla contra la palabra y se muerde buscando gritar un quiebre, sabiéndose atado al silencio.
    Despinta la curvatura de su boca y deja caer miradas que no logra levantar. Ve los años con plomo que se hundieron en la capa de peros que pudrieron en mentiras. Por querer una caricia y no saber pedirla ni buscarla. Por desear que la idea de una entrega incondicional fuera verdad.
    Para cuando abre los ojos, las luces lo rodean. Los edificios, los autos, las personas. Pero nada cambia del negro a ahora. Entre todos y todo, nunca es dos, siempre es uno. Y siempre lo será. Porque nacerá la comparación y ese perfume no estará mañana. Y mañana tendrá esa mueca que no tendrá el después. Porque encarnó en la negación y porque sabe, ahora, que es la única parte de él que él no puede cambiar.